Plantar jardines verticales o azoteas verdes conlleva una serie de beneficios más allá de la estética. Al servir como reguladores de temperatura, permiten ahorrar hasta 500 euros en la factura de la luz por cada metro cuadrado de jardín. También producen oxígeno (100 metros cuadrados fabricarían el que necesitan 100 personas en un año) y filtran los gases nocivos (hasta 40 toneladas en 100 metros cuadrados). Y eso sin contar que la presencia de uno de estos jardines revaloriza el inmueble en el que está ubicado. Estos datos los confirma Ignacio Solano, el fundador de la empresa Paisajismo Urbano.
Por estos motivos, cada vez resulta más habitual ver este tipo de composiciones. Ignacio Solano habla del reto que supuso para él crear un jardín vertical interior con casi 40 metros cuadrados, refiriéndose a su proyecto en el restaurante alicantino ‘Els Vents’. Las diferencias con un jardín vertical exterior, según explica Solano, residen en la selección de especies y en la iluminación, que debe cuidarse mucho más.
El coste de los jardines verticales es variable, y depende especialmente de su tamaño. Pero también de las especies que usará, el sistema de riego, los sustratos… y por supuesto la maquinaria y la mano de obra que participe en el proyecto.
La orientación es otro de los factores más importantes. Por esto, el proyecto que realizó Paisajismo Urbano en Getafe fue todo un reto. Se trata de un cubo vegetal formado por cuatro fachadas de 32 metros cuadrados cada una. Cada fachada tiene su propia orientación, por lo que seleccionar las especies para que el conjunto tuviera éxito fue muy complicado. Ignacio Solano le debe buena parte del éxito al vivero con el que trabaja su empresa, situado en Monóvar, que les permitió realizar pruebas.