El biólogo alicantino Ignacio Solano ha desarrollado un «cóctel de bacterias» que garantiza la viabilidad de los jardines urbanos verticales en una apuesta por el paisajismo urbano que ha extendido a otros países europeos y de Sudamérica.
El experto en interacciones biológicas alicantino Ignacio Solano ha ideado un «cóctel de bacterias» que mejora visiblemente los jardines verticales. Esta tendencia de construcción se ha extendido por todo el mundo, especialmente en los países europeos y en Sudamérica.
Utiliza en su receta microorganismos procedentes de Madagascar que alargan la vida de las plantas que forman parte de esos jardines y solucionan los problemas que estos suelen tener cuando se plantan como si fuera un jardín convencional. De esta manera se evita que las plantas se sequen y haya que mantenerlas continuamente.
Ignacio Solano patentó esta fórmula hace un año y desde entonces ha realizado pruebas en diferentes jardines verticales, especialmente de la Comunidad Valenciana. En todos los casos en los que lo ha probado ha sido un éxito total, según informa Solano, quien ha detectado una respuesta muy positiva de su invento.
Los jardines verticales se construyen tapizando fachadas, tejados y muros con plantas de distintos tipos. A diferencia de en los jardines convencionales, las plantas no se arraigan a la tierra, sino que se sostienen a una estructura. Los beneficios de los jardines verticales están demostrados, y algunos de ellos son el aislamiento térmico y acústico de los edificios y la reducción del aire contaminado en las ciudades. Es una tendencia de vanguardia en el ámbito de la bioconstrucción.
Diseñar un jardín de este tipo exige tener un profundo conocimiento sobre el funcionamiento de los ecosistemas en la naturaleza. También es imprescindible realizar una correcta selección de especies en función de las condiciones climáticas del entorno en el que se va a situar el jardín. Ignacio Solano ha empleado más de un centenar de variedades de plantas en sus proyectos.