Desde hace una década, los jardines verticales se han transformado en espacios verdes que se integran armónicamente a las ciudades. A diario, podemos observar en diferentes partes de Europa y el mundo estos muros verdes adornando estructuras de grandes edificios o paredes de establecimientos comerciales. Más que un elemento decorativo, son dispensadores de oxígeno y, en algunos casos, sirven de hogar para especies desprotegidas. Para conocer más sobre estos ecosistemas verticales y su rol dentro de la Agenda 2030 te invitó a que sigas leyendo esta publicación.
Los ecosistemas verticales son un grupo de organismos vivos que se agrupan en un medio físico artificial. Es decir, que diferentes factores ambientales como: sustrato, aire, humedad e iluminación cohabitan entre sí. Generalmente, sobre infraestructuras verticales que son especialmente construidas para proveer los elementos necesarios para que crezcan, se desarrollen y sean exitosos.
Los ecosistemas verticales, en su esencia, son estructuras que incorporan plantas en superficies verticales, ya sea en edificios, muros o estructuras urbanas. Aunque su atractivo estético es innegable, su impacto va mucho más allá de la belleza visual. Estos sistemas han demostrado ser una respuesta efectiva a varios desafíos ambientales y sociales, alineándose de manera significativa con los objetivos establecidos en la Agenda 2030.
El Objetivo 11 de la Agenda 2030 busca hacer que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Los ecosistemas verticales contribuyen a esta meta al:
Los jardines verticales y las paredes vegetales actúan como filtros naturales, mejorando la calidad del aire al absorber dióxido de carbono y liberar oxígeno. Esto es especialmente vital en entornos urbanos donde la contaminación del aire es un problema creciente.
Al proporcionar sombra y evaporación, los ecosistemas verticales ayudan a reducir la isla de calor urbana, donde las áreas urbanas son más cálidas que sus entornos circundantes.
La diversidad de plantas en los ecosistemas verticales atrae a una variedad de insectos y aves, contribuyendo a la biodiversidad en entornos urbanos.
El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo, y el Objetivo 13 busca tomar medidas urgentes para combatirlo. Los ecosistemas verticales abordan este objetivo al:
Las plantas utilizadas en estos sistemas absorben dióxido de carbono durante la fotosíntesis, ayudando a mitigar los efectos del cambio climático.
Al proporcionar sombra y enfriar el entorno, los ecosistemas verticales pueden reducir la dependencia de sistemas de aire acondicionado, disminuyendo el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero.
La Agenda 2030 reconoce la importancia de conservar y restaurar los ecosistemas terrestres. Los ecosistemas verticales contribuyen a este objetivo al:
Transforman paredes y estructuras urbanas en hábitats que apoyan la vida vegetal, creando pequeños oasis verdes en medio del entorno urbano.
Al seleccionar plantas autóctonas para los ecosistemas verticales, se fomenta la conservación de especies locales y se promueve la integridad del ecosistema.
Uno de los objetivos aprobados en 2015 por la ONU para la agenda 2030 durante la Cumbre de Desarrollo Sostenible, fue precisamente la “Acción por el clima”. Con esto, se busca adoptar medidas que permitan combatir eficientemente el cambio climático y los efectos que produce sobre el planeta tierra.
Dentro de esta perspectiva, se ha dicho en reiteradas ocasiones que las emisiones de gases de efecto invernadero producto de las actividades humanas, originan cambios en:
Por ende, la necesidad de disminuir todos estos efectos que, de seguir en ascenso, empeoraría la vida en el planeta.
Para cumplir las metas trazadas dentro de la Agenda 2030, según el biólogo Ignacio Solano de Paisajismo Urbano, asegura que es necesario fomentar el desarrollo sostenible dentro de las ciudades. Por tal razón, Solano ha formado una red de bioprofesionales de alrededor de 2000 alumnos en diferentes partes del mundo.
A través de esta red se han podido transmitir los conocimientos necesarios para desarrollar proyectos de jardinería vertical eficientemente. Es por ello, que uno de los más grandes desafíos para dar cumplimiento a todo lo que plantea la Agenda 2030, es luchar contra la llamada sostenibilidad ambiental.
Para esto, se han propuesto propagar los jardines verticales para aportar más oxígeno y vida saludable de una manera sostenible. Por otra parte, el desarrollo de estos muros verdes genera empleos directos e indirectos que, como sabes, es otro de los objetivos planteados dentro de la Agenda.
Partiendo de esta premisa, es evidente que a través de las instalaciones de estos jardines verdes en las fachadas es una solución práctica para lograr los objetivos acordados dentro de la Agenda 2030. Por tal razón, los ecosistemas verticales representan la opción más idónea para obtener ciudades ecológicas con niveles bajos de contaminación.
Como te comentamos más arriba, Ignacio Solano a través de sus cursos de jardinería vertical online, ha formado a más de 2.000 alumnos en todo el mundo. Si quieres aprender de este arte y cooperar a tener ciudades más sostenibles. No dudes en formarte con su metodología para que desarrolles proyectos bonitos y armónicos para el medio ambiente.